JUAN ANTONIO AMORÓS, POLICÍA LOCAL Y CRIMINÓLOGO

Esta vez Juan Antonio Amorós ha accedido a hablar con nosotros. Es Policía local, y se dedica al Servicio de Atención a la Familia. Criminólogo especializado en maltrato, Amorós es mediador familiar, además de formador de profesionales en los ámbitos de su competencia y perito judicial en materia de Violencia de Género y doméstica.


Así, Juan Antonio nos ha concedido su tiempo para hablar sobre su experiencia laboral en el mundo de la Violencia de Género, y su visión de tal problema desde su perspectiva como Criminólogo y experto en mediación familiar.

P. Buenas tardes, Juan Antonio. Gracias por acceder a responder a estas preguntas. Sin más dilaciones, querríamos saber qué fue lo que le hizo decantarse por ser Policía, y ¿por qué decidió estudiar Criminología?

R. En primer lugar, muchas gracias por la entrevista, y por promover estas iniciativas para promocionar la Criminología. 
Siempre me ha gustado ayudar a los demás, y creo que siendo policía puedo hacerlo en muchos casos, como hago en la actualidad, protegiendo a mujeres víctimas de Violencia de Género. 
Posteriormente me interesé en formarme en materias relacionadas con mi trabajo, y elegí la Criminología porque creo que, por su carácter multidisciplinar, abarca los aspectos penales, psicológicos y sociales (entre otros) de la lucha contra el delito: es la disciplina más adecuada para el fin que buscaba.


P. Además, es secretario del Ilustre Colegio de Criminólogos de la Comunidad Valenciana. ¿Qué labor desempeña?

R. Recientemente fui nombrado para este cargo. Mis funciones son, entre otras, transmitir incidencias y propuestas de los colegiados al órgano del Colegio correspondiente para solucionarlas o llevarlas a cabo, la tramitación de colegiaciones, levantar acta de las reuniones de la Junta de Gobierno, etc.
Además, como miembro de la Junta de Gobierno del Colegio, nuestra principal función es la potenciación de la figura profesional del Criminólogo y el asesoramiento en muchas áreas a la colegiación, así como la promoción de actividades formativas, entre otras.


P. Usted está especializado en maltrato. ¿Ha sido a raíz de su experiencia profesional que ha decidido dedicarse a las víctimas?

R. Si, me interesé ya hace unos diez años en comenzar a formarme en materia de malos tratos, violencia de género y violencia doméstica. He focalizado mi carrera profesional y formativa en esta materia. Mis trabajos de fin de grado y máster versan sobre este tema, he impartido formación homologada por el Instituto Valenciano de Seguridad Pública y Emergencias (IVASPE) a más de 2000 agentes en toda la Comunidad.
Creo que es importantísimo trabajar en la prevención, detección e intervención en materia de malos tratos con el fin de erradicar esta lacra.


P. ¿Cree que existe un patrón de conducta en víctimas de violencia de género? ¿Y en los maltratadores? ¿Son dichas conductas aprendidas?

R. Las manifestaciones y dinámicas de las situaciones de malos tratos están estudiadas, hay patrones de conducta que se repiten tanto en víctima como en agresor, como el ciclo de la violencia descrito por Walker (acumulación de tensión, agresión, luna de miel). 
Lo que hay que dejar claro desde una aproximación criminológica al problema del maltrato es que, como toda conducta humana, es de etiología multifactorial. Esto quiere decir que hay muchas circunstancias, además del aprendizaje social, que influyen en la aparición del maltrato. 
Yo creo en una postura más global y ecléctica para explicar este evento. Hay que atacarlo desde una óptica biopsicosocial.


P. Hablemos de la mediación. ¿Cree que es justa la mediación penal? Se dice que en casos de violencia machista algunas mujeres siguen inmersas en el círculo de violencia en el momento del acuerdo.

R. El problema de la mediación en materia de violencia de género es que está vedada legalmente por el desequilibrio entre las partes, y creo que esto es un error. No es lo mismo un caso de maltrato aislado del artículo 153 CP (por ejemplo un empujón), que una situación de malos tratos cronificada en el tiempo. En el primer caso se podrán llevar a cabo actuaciones de mediación, con técnicas de empoderamiento para corregir la situación de la parte en desventaja; mientras en el segundo caso sí considero imposible, por la mediatización y subyugación de la víctima, llevar a cabo cualquier procedimiento de mediación.
En esta materia, mi formación multidisciplinar como criminólogo me ha permitido llevar a cabo una intervención más completa en los procedimientos de mediación intrajudicial que he llevado a cabo.
P. En términos victimológicos, ¿qué opina de la “desvictimización” de las mujeres que han sido maltratadas? ¿y en caso de menores víctimas de violencia doméstica?

R. Creo que hay medios de tratamiento a las mujeres víctimas de violencia de género para que vuelvan a su situación anterior al maltrato, y que ha sido un acierto considerar a los menores como víctimas indirectas de la violencia. Aunque siempre se pueden mejorar y ampliar, como perfeccionar la formación de los profesionales que las atienden, crear más puntos de apoyo a víctimas, etc.
Lo que sí echo de menos es la intervención con el único responsable del maltrato: el maltratador. Hay que destinar medios para inhabilitar esta variable, para evitar que continúe con el maltrato a la misma víctima, a futuras víctimas o que el maltrato se extienda a otras víctimas dentro del ámbito familiar. 
En este sentido los criminólogos podemos desempeñar funciones muy interesantes por nuestra preparación.


P. ¿Pueden los criminólogos realizar funciones en materia de peritajes judiciales?

R. Creo que es muy importante que quede claro que los criminólogos por nuestra preparación podemos realizar informes criminológicos que incluyan aspectos psicológicos, penales y sociales acerca de víctima y agresor. Todo ello con el fin de ayudar a los juzgados y tribunales a adoptar decisiones en casos de malos tratos.
P. Por último, ¿podría darnos un consejo? ¿Cómo podemos prevenir la violencia intrafamiliar?

R. Creo que hay que mejorar la prevención en sus tres categorías:
Primaria, o sensibilización social del problema a través de las campañas públicas de prevención y los estudios oficiales para cuantificar la magnitud del problema. Creo que ambos aspectos son mejorables.
Secundaria, o de intervención con las víctimas, aunque ya hay guías y protocolos de detección e intervención con víctimas de malos desde varios puntos de vista, como el docente, sanitario, policial, etc. se puede trabajar para mejorarlos. También se debe trabajar en la formación específica de los profesionales que intervengan en casos de malos tratos para evitar la victimización secundaria.
Terciaria, como hemos dicho, hay que trabajar en la recuperación de la víctima y la rehabilitación del maltratador.
En todos estos aspectos la figura del Criminólogo es importantísima.
Además de todo esto, creo que se debería dotar de competencias para luchar contra el maltrato a los Cuerpos de Policía Local para disponer de cuantos más medios humanos posibles en la lucha contra el maltrato. Potenciar la mediación. Legislar en la protección de toda víctima de malos tratos en el ámbito familiar, de acuerdo con el Convenio de Estambul, también sería muy importante.


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